El Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínico de Barcelona, Eduard Vieta, explica en el portal  Correo Farmacéutico que el proyecto Voz en que ha participado, refleja que los pacientes con esquizofrenia/psicosis tienen más riesgo de sufrir patologías físicas, y que es necesario abordar de otra forma estas enfermedades. Los resultados finales de esta investigación nacen a partir de la premisa de que la opinión y la percepción de las personas con trastorno mental es clave en la mejora de su tratamiento y recuperación. Por este motivo parte de una encuesta a gran escala en la que han participado 5.205 personas con esquizofrenia/psicosis o sus allegados. El proyecto Voz ha recogido la muestra más grande de España y Europa en un trabajo de este tipo y ha permitido establecer un primer paso en la redefinición del abordaje actual de la esquizofrenia con el fin de detectar y tratar las necesidades no cubiertas desde la perspectiva de sus protagonistas.

Uno de los aspectos clave ha sido identificar las consecuencias que esta patología causa en la salud subjetiva de los individuos con esquizofrenia/psicosis y de sus allegados. El estudio revela que no se muestran diferencias estadísticamente significativas entre la percepción de su salud entre cuidadores y personas con esquizofrenia: las personas con esquizofrenia/psicosis presentan una media de 3,29 puntos en una escala de 1 a 5, tan sólo una décima por debajo de los cuidadores (3,30). Estos datos se sitúan muy por debajo de la media de la población española, que se establece en un 3,97, según la Encuesta Nacional de Salud facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (periodo 2011-2012).

También se determina la importancia que tiene la familia en el cuidado de las personas que conviven con esta enfermedad, que supone de 6 a 9 horas diarias, lo que conlleva muchas veces efectos negativos en su vida laboral, social, familiar y hasta problemas de salud mental. En ambos casos, de forma muy gradual, a mayor edad peor es la valoración del estado de salud, tanto en el caso de personas con esquizofrenia como en el de los cuidadores. El apartado más significativo se registra entre los que valoraron su salud como «muy bueno», que supuso un 20 por ciento en el caso de los menores de 18 años, frente al 5,87 por ciento en el de los mayores de 65.

Este desgaste para la salud física de las personas con trastornos mentales ya se había puesto de manifiesto en estudios previos. Lancet publicaba en 2013 un estudio de los doctores Walker, McGee y Druss que afirmaba que las personas con trastornos mentales, como depresión, ansiedad crónica y esquizofrenia, tienden a morir más jóvenes que sus iguales sin trastornos psiquiátricos. En esta dirección también apunta un estudio publicado este año por los doctores Vigo, Thornicroft y Atun y que argumentaban que la carga global de las enfermedades mentales se subestima en más de un tercio. Así mismo, investigadores del Cibersam (Centro de Investigación Biomética en Red en Salud Mental) han demostrado que la salud física de las personas que padecen esquizofrenia está comprometida desde el primer episodio psicótico y que es necesario establecer protocolos de supervisión y monitorización de la salud física de estos pacientes para prevenir su elevada morbimortalidad.

Así, es fundamental la promoción de la salud no sólo en las personas con esquizofrenia/psicosis, sino también en sus cuidadores. La causa de dicha confluencia de factores de riesgo para enfermedades mentales y somáticas es multifactorial e incluye desde factores genéticos compartidos hasta aspectos de estilo de vida en que unas y otras patologías se potencian (por ejemplo, el sedentarismo). Como mediadores se ha identificado el papel de la inflamación y la sobrecarga alostática, pero el factor modificable más importante es la discriminación inconsciente de los enfermos mentales en el acceso a la salud. Esta es, sin duda, la causa más irritante y tratable de la pobre salud física de quienes padecen, directa o indirectamente, una enfermedad mental. Por ejemplo, existen pruebas de que a los enfermos mentales se les facilita mucha menos información y acceso a intervenciones para el abandono del tabaco y se les evalúa con menor frecuencia las constantes, como la tensión arterial. A sus cuidadores, con la excusa de que todo lo que les pasa viene del estrés relacionado con su problema familiar, pasa algo parecido. El proyecto Voz tal y como explica el Dr. Vieta, pone de manifiesto que las personas con esquizofrenia y sus familiares sufren mayor riesgo de enfermedades físicas y que es necesario dar un vuelco al enfoque que el sistema sanitario da a este problema. Padecer una enfermedad mental es un factor de riesgo inequívoco para muchas afecciones sistémicas, como diabetes, HTA, obesidad, respiratorias crónicas e infecciones, entre otras.