El trastorno bipolar es es una afección mental en la que el paciente tiene cambios marcados o extremos en el estado de ánimo durante largos periodos de tiempo. Estos períodos de una sensación de tristeza o depresión se alternan con otros de felicidad, excitación y malhumor. Se trata de una patología crónica produce consecuencias en distintas áreas de la vida y genera graves problemas no sólo a nivel individual sino también al entorno de quien lo padece. Por ello, las familias tienen un rol fundamental. Es muy importante que tengan el mayor conocimiento posible con respecto a la manera de actuar ante los episodios de crisis y ayudar a llevar una mejor vida al paciente.
Cuanto más interiorizado esté el entorno familiar y los allegados sobre la condición del afectado mejor será el pronóstico. En ese sentido hay tres consejos esenciales que han de asumir las personas cercanas a los pacientes.
- Ayudar a que reconozca y acepte su enfermedad, que es la única manera de aprender a convivir con ella. Éste es uno de los pasos más importantes para evitar las consecuencias más graves de la misma y mejorar su calidad de vida.
- Controlar que la persona tome los medicamentos en forma regular y las dosis indicadas por su psiquiatra. Es la mejor manera de prevenir las recaídas.
- Aprender a reconocer los síntomas tempranos de recaída y tratarlos precozmente, lo que puede evitar la progresión a un episodio completo y sus consecuencias.
Además de las intervenciones familiares y sociales, el tratamiento para este trastorno incluye el uso de farmacoterapia en combinación con abordajes psicoterapéuticos. En caso de producirse una recaída, es fundamental consultar inmediatamente con el psiquiatra de referencia al mismo tiempo que se acompaña a la persona durante el proceso. Los pacientes tienen un riesgo particular de desarrollar otras enfermedades al mismo tiempo, sufrir de trastornos de ansiedad o de algún abuso de sustancias. No obstante, pueden llevar una vida normal y son capaces de vivir una vida plena y con éxito, a pesar de convivir con esta patología. Desafortunadamente el estigma asociado al padecimiento continúa siendo una barrera a la atención e impide el diagnóstico precoz y la realización de un tratamiento eficaz.