El litio fue introducido en la práctica psiquiátrica en 1949, para tratar la enfermedad bipolar, y desde entonces se utiliza en todo el mundo. Hoy en día se utiliza también el litio para comparar la eficacia de otros tratamientos: es un excelente agente antimaniaco, capaz de tratar las fases maníacas agudas y de prevenir las recaídas, y en las fases agudas se utiliza combinado con otros medicamentos. Además, por si fuera poco, ayuda a la prevención de recaídas depresivas.
Pero, además, donde el litio tiene otra expresión importantísima es en el hecho de que es un agente de primer orden en la prevención del suicidio. Recordemos que alrededor del 20 por ciento de pacientes que padecen enfermedad bipolar intentan el suicidio, especialmente si no son tratados convenientemente.